miércoles, 7 de septiembre de 2011

Balada triste de trompeta



Llevo un tiempillo sin poner al día mi blog. Yo sabía de qué quería hablar, si, lo tenía clarísimo, pero no terminaban de cuajarse las ideas en mi cabecita. Aturdimiento neuronil post-vacacional, creo que podría ser llamado.

En fin, abro esta entrada para hablar de una de las mejores películas españolas de los últimos años, odiada y amada por igual, adorada por la prensa yanqui y no valorada como se mereció en los Goya. 

Creo que sería bueno empezar diciendo que Balada triste de trompeta es una película harto difícil de catalogar: Drama, Comedia (humor negro, humor negrísimo tenemos a raudales), Gore... Estamos ante una película arriesgada, diferente, estimulante, un "Inglorious Basterds" a la española, con un carácter totalmente único.

El filme empieza de manera brutal. Unos títulos de crédito ACOJO-NANTES -Probablemente los mejores que he visto nunca, y creo no exagerar-  y una puesta en escena bestial: Estamos en plena guerra civil española. El ejército de la república irrumpe en medio de una actuación circense y, de manera dulce y amistosa, insta a los allí presentes a acompañarles para luchar. El payaso de este circo es ni más ni menos que el padre del que será nuestro protagonista, que ve como su progenitor es apresado, después de una sangrienta batalla, por las tropas franquistas. Con el paso del tiempo ese niño va creciendo y aceptando el legado de la familia: Se convierte en payaso y jura venganza para su padre.

"Un payaso con un machete.. ¡Vas a acojonar a esos cabrones!"

Después de esta introducción la historia nos sitúa en los años 70, con un niño ya crecidito y enrolado en las filas de un circo ambulante, donde conocerá al objeto de su obsesión, que es a su vez pareja de otro payaso, líder del grupo, borrachín y violento, pero querido por todos los niños.

A partir de aquí, y durante un cortísimo periodo de tiempo, la historia tiene sus momentos algo mas "bajos", pero enseguida somos metidos de lleno de nuevo en la película gracias al estilo de De la Iglesia: que oscurece y espolvorea la imagen, recurre a desasosegantes y enfermizos primeros planos, y plantea secuencias de acción de manera viciada y explícitamente violenta. La película coge carrerilla aproximadamente desde la mitad del filme para llegar al asombroso final, con truco de circo incluido.

¿Why so serious?

Los actores están soberbios, todos y cada uno de ellos (Quizás la más floja sea Carolina Bang, nuestra promiscua protagonista y pareja del director, que está preciosa, pero se nota a la legua su inexperiencia frente a las cámaras) destacando sobre todos los demás a los dos payasos protagonistas:


Carlos Areces se marca el papelón de su carrera. Sublime la escena de su "transformación" en payaso loco, demostrando su perfecto manejo de la plancha y la sosa cáustica (Entenderán lo que digo quienes hayan visto la película)

Antonio del la Torre saca notable alto (Alocado, borracho, maquillado y/o desfigurado la mayor parte del tiempo)




En resumen, todo en esta película roza la perfección: La banda sonora (Maldita sea... llevo todo el día tarareando "Corazón contento" de Marisol), los simbolismos, la puesta en escena, el vestuario, la referencias a los años franquistas, el recuerdo a sentimientos del pasado, la fuerza bestial de algunas escenas, la belleza sublime de otras -De esas que se te quedan segundo a segundo grabadas en la cabeza y que ves una y otra vez cuando acabas la película porque te gusta recordarlas- y sobre todo el triangulo amoroso/obsesivo.


No es de extrañar que Tarantino no cupiera en si de gozo y aplaudiera como loco después de ver esta película en Venecia, festival del que salió por la puerta grande: Mejor guión y dirección.




"¡Viva la república!"
PUM
"¡VIVA EL CIRCO!"
PUM


1 comentario:

  1. ¡Suena distinto a lo que imaginaba!
    A ver si la veo con Ricardo de una maldita vez...
    ¡Buena entrada, Sandra!

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