viernes, 26 de agosto de 2011

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Cuando tienes tantas cosas que decir acabas por no decir nada. Miras hacia otro lado y te ríes. Te ríes porque sabes que, digas lo que digas, por muy bien que intentes explicarte, nadie más lo entenderá y a veces te sientes tan terriblemente sola dentro de tus pensamientos que comienzas a odiar al mundo porque no sabe comprenderte.

1 comentario:

  1. Creo que eso nos pasa a todos, en mayor o menor medida. ¡Personalmente, lo entiendo muy bien!

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