Esto es un discazo. Para mí (y para muchos) una de las mayores obras conceptuales más interesantes del rock progresivo. Ha sido catalogada con una puntuación de 5 estrellas por parte de la gran mayoría de los críticos especializados (Aunque algunos de ellos han tenido la poca vergüenza de puntuar al disco con un 4 sobre 5... ¡Sera posible!)
Este álbum surgió como una reacción a la crítica, que catalogaba el anterior trabajo de Jethro tull , Aqualung (Otro de sus mejores discos), de álbum conceptual. Al oír esto Ian Anderson, líder de la banda, no pudo hacer otra cosa que carcajearse de los pseudo sesudos que analizaban su música y pronunció estas palabras: “¿Queréis un álbum conceptual? Pues aquí lo tenéis” y se despachó a gusto con Thick as a brick.
El disco se compone de una sola canción de 45 minutos, mas o menos, dividida en dos partes debido a la limitación de los discos de vinilo. La letra (escrita por un niño prodigio de 8 años ficticio) es intencionalmente crítica y pomposa, y se resiste a cualquier interpretación única, aunque el tema central del álbum es la influencia de la sociedad en el individuo, en la manera como ésta nos moldea.
A pesar de lo larga que pueda parecer la canción, la atención nunca flaquea ni decae. Cada nueva parte que suena es vigorosa y nos introduce a la perfección en el siguiente fragmento. Destacable en este álbum es posiblemente la repetición, la cual se produce en varias partes pero con alteraciones. Pequeñas variaciones que permiten reconocer que esa parte “ya ha sonado”, pero dándole un nuevo énfasis emocional a cada momento y una perspectiva diferente a la estructura.
El escenario musical de Thick as a Brick es de una gran cantidad de paisajes sonoros. Los Tull nos dan sonidos alegres, sonidos tristes, sonidos de campiña, efectos sonoros acuáticos, interludios, el sonido ruidoso del rock’n roll, tranquilidad e improvisaciones endemoniadas. Todo con una maestría absoluta.
El elemento más inusual e innovador de este álbum fue sin duda la caja del vinilo, que simula ser un periódico, el "St. Cleve. Chronicle", donde, entre otras cosas, se narra la historia del supuesto autor de la letra del álbum, un niño precoz llamado Milton Bostock.
La cantidad de instrumentos que podemos escuchar en la canción es inmensa:
· Guitarra acústica, flauta, violín, saxo y trompeta de mano de Ian Anderson
· Guitarra eléctrica y laúd, Martin Barre
· Piano, órgano y clave por John Evan
· Jeffrey hammond toca el bajo
· De la Batería, timbal y percusión se encarga Barriemore Barlow
· Y por último encontramos a David Palmer como invitado especial para el disco, que se encarga de los arreglos de cuerdas y la conducción.
Genial es Martin Barre, quien es digno de estudio en lo relativo al tacto con la guitarra, y además uno de los mejores guitarristas de su tiempo (También uno de los más infravalorados) al igual que el inquieto bajo de Jeffrey Hammond que demuestra dotes de virtuoso.
Pero, por supuesto que yo me quedo con Anderson y su flauta mágica. Esa virtuosidad, esa voz suya y esa postura tan característica de tocar la flauta sobre una sola pierna.
Dejo aquí el vídeo de un directo para ir abriendo boca. Dura 10 minutos y en él tocan uno de los mejores fragmentos de la canción, el que corresponde al comienzo del disco. La calidad es excelente, y vale la pena echarle un vistazo aunque sea solo para deleitarse con Ian, un verdadero showman que se nota que se lo pasa en grande cuando se pone encima de un escenario.
¡Grandísimo disco! Nunca olvidaré cuando mi padre sacó el tocadiscos y puso Thick as a Brick mientras me tendía la funda (la original, la del periódico).
ResponderEliminarEl vídeo en directo es bueno, pero en 10 minutos no puede alcanzar lo épico del álbum completo ;)
¡La verdad es que es un disco grandioso!
ResponderEliminarTienes muchisima razon en lo del video, hay que oir la canción entera para captar la esencia del album!!
Gracias por pasarte :)